dilluns, 20 d’agost del 2007

Joe Haldeman, LA GUERRA INTERMINABLE

Leí por ahí, en Bibliópolis seguramente (me faltan palabras para recomendar adecuadamente esta web extraordinaria), que hay quién opina que La Guerra Interminable es la mejor novela que se ha escrito sobre la Guerra del Vietnam. Sin entrar en jerarquías lo cierto es que es una gran novela sobre la Guerra del Vietnam, aunque de entrada no lo parezca.

Joe Haldeman es uno de mis autores favoritos, y esta novela en particular es uno de esos libros cuya lectura me ha marcado, y sobretodo es una novela que me gusta mucho y que siempre recomiendo.

La novela relata las experiencias bélicas del protagonista, Mandella, durante la Guerra Interminable, un conflicto entre la humanidad y una especie extraterrestre (los taurinos de Alfa Centauro) por el dominio de las rutas de viaje interestelar. Se trata de una novela de ciencia-ficción hard, es decir, del género en el que los elementos tecnológicos y científicos que aparecen pretenden ser lo más plausibles posible. Y como en toda novela hard de ambiente interestelar que se precie de serlo los viajes siderales son considerablemente complicados y generalmente ocupan mucho tiempo. Las naves de la novela viajan a velocidades próximas a la de la luz, lo que siguiendo la física einsteniana implica que el tiempo subjetivo que experimentan las naves y sus ocupantes es muy menor al tiempo que se desarrolla con normalidad en el resto de la creación. O lo que es lo mismo, que irse unos meses de viaje a otro planeta a machacar taurinos implica que a la vuelta han pasado algunos siglos y la Tierra, lógicamente, ya no es lo que era. De ahí lo de Interminable. Precisamente observar la evolución de la humanidad a pasos de gigante con cada regreso de los soldados a casa es uno de los elementos adicionales más interesantes que propone Haldeman.

Tras esta premisa argumental, entre batallas, entrenamientos, viajes y convalecencias se esconden por un lado un gran alegato antimilitarista y por otro una historia de amor de curioso desarrollo, todo narrado con habilidad y a un ritmo preciso. Joe Haldeman es profesor de física, además de escritor, y además de eso es también un veterano de la Guerra del Vietnam. Como tantos otros jóvenes de esa época fue reclutado para combatir al comunismo en las lejanas selvas vietnamitas, y como muchos otros jóvenes de la época, pocas eran las ganas que tenía de ello. Haldeman, que volvió herido y condecorado de la guerra, lo hizo con unas ideas muy claras sobre la guerra y el estamento militar, y eso es lo que expone en la novela poniendo voz a este alter ego llamado Mandella, a menudo con un fresco toque de ironía que se contrapone a la crudeza de los hechos y las reflexiones expuestas.

Muhas veces se han contemplado las novelas bélicas de Haldeman como una respuesta a las homónimas de su colega Heinlein (especialmente Tropas del Espacio), impregnadas de un ambiguo fascismo, entre serio y paródico. Lo cierto es que el tono de unas y otras no puede ser más dispar, y a diferencia de Heinlein, el sereno mensaje antimilitarista de Haldeman queda bien clarito.

Años después de escribir La Guerra Interminable Haldeman concibió una especie de revisión de la misma, Paz Interminable, una nueva novela con el mismo mensaje de fondo pero analizando nuevos elementos relacionados con al guerra y la sociedad mucho más actuales. Si es fácil establecer paralelismos entre la Guerra del Vietnam y La Guerra Interminable, es sobrecogedor la forma en la que Haldeman retrata, en Paz Interminable, las guerras de más rabiosa actualidad, muy diferentes a las de antaño en un mundo que también es diferente. De todos modos así como La Guerra Interminable es una novela con una narración fantàstica, que engancha absolutamente al lector y se lee de un tirón pidiendo más, Paz Interminable no funciona tan bién, es más irregular y flojea especialmente en su primera mitad.

Sea como sea Haldeman es un muy buen escritor y un autor ansioso per transmitir interesantísimas y comprometidas reflexiones. Recomiendo cualquiera de sus novelas, pero en mi caso me quedo con las desventuras (que no aventuras) del soldado Mandella.