dissabte, 8 de setembre del 2007

De la transgresión al delito

Antes de entrar en materia sobre el delito y sus consecuencias legales es fundamental tener en cuenta la relación que establece con la trasgresión, entendiendo por esta la que afecta a unas determinadas normas sin remitir a la ley. Se trata de dos conceptos desligados el uno del otro, de enfoque diferente, y que deben ser comprendidos así. En un artículo de Le Monde ofrece muestras del pensamiento del actual primer ministro francés Nicolas Sarkozy en un sentido diferente; a la máxima absoluta de "La sanction est le premier outil de la prévention" le sigue la significativa intención de obviar la minoría de edad en cuanto al cumplimiento de las condenas de los jóvenes y Les jeunes délinquants seront déférés plus rapidement qu'aujourd'hui devant les tribunaux et ils pourront être placés plus facilement dans des structures "fermées".
El problema, pues, aparece cuando la trasgresión se entiende invariablemente como una antesala del delito, con lo que se deforma el problema y no se trata adecuadamente, facilitando de hecho que efectivamente esta perspectiva se vuelva real.
Ciertamente esto se asocia especialmente con la población juvenil, en cuyos casos se observa que impide una intervención adecuada ante la trasgresión, no dando pues al individuo ninguna posibilidad de escapar de una problemática cuyas raíces no se abordan (labor de la que debería ocuparse el educador social, que podría así evitar el camino de la delincuencia al que, de otro modo, el joven es indirectamente empujado en cierta medida).
En cuánto el individuo comete un delito propiamente dicho nos encontramos en otro nivel. Quebrantar la ley implica una determinada responsabilidad en forma de condena legal, que en determinados casos se corresponde con una pena de reclusión en el sistema penitenciario.
El sistema penitenciario de nuestro estado contempla la rehabilitación del delincuente, además del cumplimiento de la pena, un objetivo complejo pues la aplicación de los regímenes y las actividades necesarias para conseguirlo convive con dificultad con el contexto de reclusión en el que halla la persona (y los factores contraproducentes que esto genera de cara a la rehabilitación, como la trasgresión y la clandestinidad, en forma por ejemplo de circulación de droga o de códigos de conducta, que conlleva estar sometido a estricta vigilancia y privado de libertad).